Status Update

Crazy idea: In landscape, iOS should swap the volume rocker + and -. It feels wierd to increase the volume by actioning the left hand one.

iPad Pro M1

It’s probably still an overkill to watch youtube videos.

Status Update

“Add to Reading List” is totally broken on my Macbook’s Safari. It literally takes up to 10 seconds to perform the animation and add the page to the list.

Status Update

So today I got myself an iPhone 12 Mini and needless to say… So far so good! I really hope I can take a little time to write down a little review in the next few days of usage.

Daily Update

Seems like the blogging tool keeps improving with new features every day. Can’t wait to share it!

Status update

Dealing with DocumentGroup on the macOS feels SO FRUSTRATING.

Daily update

I’m writting a blogging tool and there’s no way back.

That’s it.

Back to trading cards

So last week I got Slay The Spire on the Nintendo eShop for 15 euros. Total bargain.

Truth being told, I’ve had a pretty good time playing it! And I have enjoyed every minute of it. Although to be fair, I have to admit that my gaming time has certainly decreased over the past few weeks. But that is exactly the point, Slay The Spire acts as an easy-to-play / hard-to-master game with almost zero time to action, witch is perfect for the *quickies*.

I have played RPGs before and some of them I love, some of them I don’t. In this particular case, Slay The Spire adds the trading card component and that is key. In my younger days, nerd me used to play Pokémon and Magic The Gathering. Not as a pro or even a semi-pro level, but with friends and with friends of friends at the pool or at school. And somehow, Slay The Spire managed to evoke those afternoon combats.

In fact, what the hell? I DO want to trade cards again! (I still keep my curated deck 🙂).

El principio del FIN

No. No voy a convertir este post en otro COVID-focused post. Tranquilos 😉 Hablo de la reciente noticia de que AMC y Universal se han puesto de acuerdo para acortar el tiempo transcurrido desde que una cinta se estrena en el cine hasta que esta está disponible en los servicios digitales.

Esta es una crónica de una muerte anunciada; no voy a engañaros, no tengo los datos reales de asistencia y facturación de las salas de cine ni a nivel estatal ni a nivel mundial, pero seguro que el negocio no goza de la misma salud que tenía hace 30, 20 o incluso 10 años. Y por si fuera poco a esta situación se le ha sumado la pandemia. Un desastre.

Los mejores años de las salas de cine ya han quedado atrás, y no parece que vayan a volver. Preguntas por ahí y sólo te contestan que “es para sociabilizar cuando vas con los amigos” o que “es la exucsa para comer palomitas”. La realidad es que nadie menciona el visionado de la película en sí; no pueden, porque objetivamente hablando, se trata de experiencia que no puede competir con el visionado que podemos realizar en casa.

Por poco más de 500 euros podemos disponer de un panel de gran calidad con gran resolución de imagen que nada tiene que envidiar a las pantallas de las salas. Es más, en cuanto a calidad de imagen estrictamente hablando, estas últimas salen tremendamente perjudicadas en la comparativa directa. ¡Y hay más! tu televisor tiene una característica que lo hace único en comparación con las pantallas y es su ubicación: está en tu casa. No importa lo cómodas que sean las butacas del cine, no son tan cómodas como tu sofá. A parte, el control de la reproducción es completamente nuestro, en la mayoría de servicios de video en demanda tenemos dos días completos para reproducir la película desde que empezamos a verla, esto es ideal porque puedes pausar a voluntad para ir al baño -o prepararte un Gin-Tonic, eso ya a tu criterio- y si te entra sueño… Continúas a la mañana siguiente.

Con todo y con eso, me entristece presenciar el ocaso de un modelo de negocio. Es triste, y más cuando en el periodo en el que estamos supone un incremento de trabajadores que muy posiblemente pierdan su empleo. El renovarse o morir cobra aquí más sentido que nunca. Ojalá que las salas de cine se puedan convertir sin problemas en salas de teatro y conciertos, tal vez así mantengan su viabilidad.

THE END.

40 AÑAZOS DEL WALKMAN

Esta semana se cumplen 40 años del SONY WALKMAN.

No os voy a engañar, llegué al Walkman a mediados de los ’90, cuando en la radio sonaban los Backstreet Boys y las Spice Girls, y tengo que reconocer que al igual que mucha gente de mi generación estos cassettes sonaban en bucle en mi juguete musical nuevo.

Parecía algo increíble poder llevar en tu cinturón (Sí nenas, así de molones éramos algunos) un cachivache al que endiñarle tu propia música y así poder escuchar algo diferente a lo que fuera que estuvieran escuchando tus padres. El juguetico sonaba a libertad.

Ahora todos vamos con smartphones del futuro con acceso a un sinfín de música de todos los estilos. Auriculares inalámbricos, streaming de los videoclips desde el metro… Pero en el fondo, todos sabemos que lo de hoy no hubiera sido posible sin ese pequeño juguete de SONY. Gracias.